Olbinski |
Entonces pierde el sentido valorarse a través de la mirada del otro. A algunos nos toca aprender a querernos y resignificarnos de grandes, y parte de eso es una suerte de onanismo de la personalidad, sin recaer en la frotación del ego, es algo distinto. Es quererte por lo que sos: ... "el hombre es él y sus circunstancias"... pero si observamos bien, casi siempre somos electores y creadores de esas circunstancias.
Llega un momento que la mirada del otro ya no pasa por el plano de aprobación o no. Si coincidimos, copado! si no, procuremos usar vaselina. Es un golazo el instante mismo del mimo coincidente: ...Sí, me gusta lo que hacés y cómo lo hacés... (olvídense de hacer bailar los ratones porque es una frase carente de erotismo). Pero si el otro no es coincidente, "es" simplemente "es". y ahí está. Eso no debiera tener relación alguna con el tembleque de la homeostasis.
El tembleque y la desesperación de la homeostasis más vale reservalo para cuando abras los ojos y digas: ...Pucha, el lapacho está florecido, el mimo aún en la piel, la neurona encontró sinapsis, el mate y tu gemela cebados; el alboroto de una tarde en el Tigre, en la calle y en tu pecho... y, sin embargo, sigo buscando moneditas en la cartera para tomarme el colectivo...
- Amor vendimia
- Sobre cartas de amor.
Las circunstancias / tiempo en carne viva /
Ponen a nuestro alcance pena y goces
Pero
Más de una vez nos llevan a remolque
Amor es más que un juego o un diluvio
Es el cuerpo y el alma a la intemperie
Pero
Si se va la lujuria ya no vuelve
El trabajo es un bálsamo / un compás /
Gracias a él lidiamos con las horas
Pero
Hay un ocio final que no perdona
La vida puede ser un vendaval
Que sacude mis sueños y tus duendes
Pero
La vida tiene obligación de muerte.
(Mario Benedetti)