Segunda entrega de mi sección “Mes Amis”
(sonó a vendedor ambulante, verdad?). Lo cierto es que cada cual
tiene farolitos que le dan energía a su vida, esos farolitos que te
calientan el corazón, que le dan luz tenue, tierna y tímida; a veces, y otras
luz que te encandila, te agita y te despierta. En el medio una variedad de farolitos
que juntos son motor y guía .
Entonces pensaba en este farolito; yo le
llamo “camioncito con acoplado”, tiene una sinceridad brutal, con todo lo que
significa “brutal”. Devastadora, complicada, a veces cruel, es el farolito que
te da vuelta la cara de una cahetada cuando estás meando afuera del tarro. El
que te grita. Es duro, eh! Es el
farolito que BuBu en mano derrama una lágrima, mezcla de alegría exaltada y
tristeza irresoluta, vaya a saber uno de qué. O mejor dicho sí sé de qué! Es el
farolito que te deja boquiabierta pensando: cómo es que alguien me quiera tan
sinceramente, que yo forme parte, uña y carne, de su vida; todo eso lo comprendí
el día que este farolito lloraba a lágrima tendida a mi lado por algo que solo
a mi me había sucedido, algo que era mi propia historia, el avatar de la
traición del que nadie está exento, el que todos hemos sufrido alguna vez. Pero
mi farolito se lo llevó puesto y lejos de ser “brutal” lo hizo propio (sin necesidad), lo deglutió y
lo vomitó hecho en lágrimas; pensando y sintiendo, quizás, que así;
compartiendo mi dolor, sería menor para mí, Y fue cierto porque ese día mi
carga se alivianó y camión con acoplado se llevó parte.
Este caballo, a veces pony y a veces brío con patas, forma parte del
cambalache farolero de mi historia; un día me leyó y me envió algo para que
publicara (este espacio está planteado para que el que quiera publique algo);
así que a continuación les transcribo parte de lo que ella me envió (consideren
que es cirujana, jajaja!)
El ARTE de ser perfecto (escrito por Kiki, alias Camión con
acoplado)
Muchas veces asegure que la mejor manera de
introducción al resto de las personas es comenzar riéndose de uno mismo….. Así
que acá va: Hola, Soy Erica, 34 años, soltera, medica, irónica, sarcástica,
brutalmente honesta, masomeno inteligente, culta, la mayoría de las mañanas
intolerante, a veces con el correr del día se me pasa, a veces no, y sin lugar
a dudas alguien que intenta ser feliz, como puede, cuando puede y, sobre todo,
como quiere. Hace unos cuantos años,
antes de una especie de epifanía que tuve, consideraba que el agrado de la
gente, de TODA la gente era el camino a la felicidad. Cuanto mas gente dice
“Que buena mina”, mas feliz es uno. Ese
temita de la idolatría constante, la egolatría, la perfección del ser que
cautiva nuestra felicidad, que la hace crecer, que nos hace sentirnos
poderosos, bueno…. Eso es pura ilusión.
Una vez leí que Oscar Wilde dijo “El dinero
no hace la felicidad, pero da una sensación tan parecida que solo un experto se
puede dar cuenta de la diferencia”. Ese
fue el primer paso en esa epifanía que me arropó en estos últimos años. Fue el inicio, solo que tarde en darme
cuenta. Solía tener este defecto: querer
agradar…. En el camino conocí gente excelente y otras no tanto. Otras que en su búsqueda también de la perfección
en vez de querer agradar mansillaban, denigraban y torturaban. Y ahí esta uno, en el medio de todo eso,
permitiendo que otros se perfeccionen para poder perfeccionarnos. A lo que pregunto ¿Cuánto vale mi perfección?
¿Cuánta felicidad puedo encontrar permitiendo la perfección de otro? ¿Vale el
precio? ¿Estoy dispuesta a este tipo de maltrato solo por la búsqueda de algo
que ya no se si tiene sentido?Uno busca ser la hija perfecta, la amiga
perfecta, la novia perfecta, la compañera perfecta o la esposa perfecta…..
¿pero quien dictamina esa perfección? Hasta que me di cuenta que en el arte de
ser perfecto uno tiene que aceptar sus imperfecciones. Tiene que rirse de sus
errores, de sus fallas. Aceptar que uno
es lo que es. Que sus ideas son
importantes, que sus sentimientos son los que importan, y si en el camino hay
gente que no lo entiende o no lo acepta, allá ellos. Uno marcha con la cabeza bien alta. Sin pedir permiso, o disculpas, por quien
realmente es.Entonces decidí seguir el camino de la
honestidad brutal, de decir lo que pienso, de criticar lo que creo que esta
mal, de mostrar los errores, cuando realmente son errores y de no agradar a
cuanta persona se le ocurre interactuar conmigo. Tal vez el precio sea alto, más alto que la
idea anterior que tenia de perfección.
Tal vez cuento en mi haber con muy pocas personas de confianza, o muy
pocas personas que me toleren. Pero esas
pocas personas son las que me conocen mejor que nadie.
Y fue en ese cambio radical en el cual tuve
el mejor apodo. Una amiga tuvo la ocurrencia de llamarme “Camión con acoplado”,
mmmmiiiiieeeeerrrrrdddddaaaaa que era un apodo.
Mucha gente talvez no lo entiende, a muchos hay que explicarles por qué. Pero la primera vez que lo escuche sonreí,
esa sonrisa picara y cómplice que solo dos entienden. Y fui feliz.
Por que ese era el apodo perfecto para mi imperfecta persona, en busca
de la perfecta felicidad.
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3 comentarios:
Adhiero totalmente a la reflexión, veo que todos tus amigos somos bastante especiales doc jaja. te quiero! ahora soy un seguidor tuyo tmb!!
ESPECIALES Y ESPEZIALES!!! "Dime con quien andas, te diré quien eres".
:-)
Genias!!!!!!!!!! Vos Abril, por haber abierto la compuerta que detenía todo ese caudal de cosas que tenías para decir, gracias, por la generosidadd de compartirlo con nosotras!!!! Y a "camión con acoplado" por este estreno y homenaje. Besos de Sonia
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